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Palabras para cuando el mundo pesa demasiado

  • Foto del escritor: Renato Alquicira Hernandez
    Renato Alquicira Hernandez
  • 12 sept
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 13 sept

En el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, no puede evitar pensar en aquel adolescente de 15 años que ya no podía más con todo lo que tenía en su cabeza; en aquella noche en la que quiso terminar su sufrimiento con una sola acción. Pero el destino, o quizás el universo, tenía otros planes.


Y vaya planes. Jamás hubiera imaginado que, diez años después, estaría aquí, escribiendo estas palabras. Este es solo un pequeño texto donde busco que, aunque sea por un momento, puedas dejar de escuchar esas voces que te atormentan, que te dicen cosas que no son reales.


Créeme, te entiendo. Sé que no es fácil “dejar de pensar”. Sé que a veces fingimos felicidad, pero en el fondo ambos sabemos que no siempre es real. ¿Y si intentamos hacerla real?


Ya lo sé, probablemente pusiste cara de desacuerdo. Tal vez pienses que no es tan sencillo como apagar la luz y ya. Tienes razón: no lo es. A veces todo parece no tener solución, pero la tiene. ¿Conoces esa frase sobre “la luz al final del camino oscuro” o algo así? Pues este texto quiero que sea eso para ti, si me dejas entrar.


Sé que no todes pensamos igual, sé que cada vivencia es distinta y que no puedo resumir todo el dolor en una sola frase, pero lo intentaré: “No me siento suficiente”. ¿Te suena?

A mí sí. La escucho todo el tiempo, en todos lados. Aunque nadie me lo diga directamente, la oigo: en mi ropa, en mi caminar, en mi voz, en mi espejo, en mi cama, en mi almohada.


Pero lo soy. Soy suficiente. Siempre lo he sido, solo que no he podido verlo porque la disforia sigue conmigo, como una vieja amiga o una conocida impertinente.


Alguien a quien no invitarías papitas porque, obviamente, se las acabaría todas. Ella está aquí, en este momento, sentada junto a mí mientras escribo, tomando un café. Sé que está leyendo esto y escucho cada palabra que susurra sobre él, pero hoy no me importa, porque solo quiero que tú lo leas.


No me importa nada más, así como a ti no debería importarte esa voz. Sé que no soy el mejor escritor y que quizás esto no ayude mucho, pero quiero que sepas que aquí estaré para leerte o escucharte, si solo quieres contarme cómo estuvo tu día.


Quiero ser ese hombro que necesitas, esa voz que te diga que todo estará bien, o esa almohada donde puedas soñar en grande.


Déjame ser ese espacio donde todo se detenga y sientas que estarás bien.


Porque eso eres tú para mí en este momento: ese espacio donde me siento seguro, del que no quiero irme nunca.


Recuerda: no estás sole. Aquí me tienes.

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